Queridos viajeros,
Os invito a conocer Brasília desde otra perspectiva. La ciudad está protegida como Patrimonio Histórico, Cultural, Natural y Urbano de la Humanidad (UNESCO). Teniendo en cuenta que esta protección se registra en 1.987 y que la ciudad se inaugura en 1.960, es un hecho realmente excepcional- e inédito a nivel mundial en aquella época-. Pero claro, es que Brasília no fue convencional desde el origen (se recomienda leer el post del curioso origen de Brasília antes).
En el registro de Patrimonio en la UNESCO aparecen como criterios de su protección su autenticidad brasileña, su integración en el medio tropical, el valor artístico de la obra, el ser un exponente de grandiosas dimensiones del movimiento Modernista (de acuerdo a la Carta de Atenas de 1.943 y los principios de Le Corbusier), e incluso el ser fruto tangible de una determinada época de la historia brasileña (en el post con enlace anterior se da este contexto).
Estos atributos no nacen aleatoriamente, nacen de voluntades particulares. La ciudad es un claro ejemplo de lo que que un grupo de personas determinadas consigue cuando aúna sus esfuerzos. Por eso, este post va dedicado a ellos y a cómo crearon sinergias en su trabajo en equipo para que todo saliera adelante. Reconocer su importancia es apenas un acto de justicia, ya que cuando este equipo se disuelve al acabar el mandato de Juscelino Kubitschek, y sobre todo a partir de 1.964, las perspectivas de Brasília cambiaron bastante. Aunque eso es otra historia. Por eso, aquí están los protagonistas principales de la historia, para entender, a través de sus ideales, el carácter de la ciudad que construyeron:
Índice
Juscelino Kubitschek
Líder del proyecto. Presidente de la República en aquel momento, su liderazgo es fundamental para movilizar todos los recursos necesarios. En su primer año de mandato, sin tener siquiera un proyecto de ciudad, ya construye una sede provisional del Gobierno (el «Catetinho»), a la que traslada su residencia. Se podría pensar que construye una residencia al nivel protocolario de su cargo. Nada más lejos de la realidad. Construye la infraestructura básica para poder vivir, y la edificación se parece más a una gran barraca que a un edificio. En la foto inferior (autoría de Laís Pereira da Silva) se puede apreciar su simplicidad. Desde esta localización se traslada para supervisar personalmente el avance de las obras.
Sus decisiones son determinantes respecto al carácter que quería otorgarle a la ciudad. A pesar de que el diseño es un proceso abierto de licitación, él nombra personalmente al director de Arquitectura y Urbanismo- Oscar Niemeyer. En realidad, no hace una elección a ciegas. Básicamente recupera el equipo responsable del edificio del entonces Ministerio de Educación y Cultura de Rio de Janeiro (edificio Gustavo Copanema actualmente, foto de Jcvasc~commonswiki abajo), en el que también participó Le Corbusier.
Esta elección rompería con la imagen de arquitectura colonial cominante de Brasil hasta el momento. J. Kubitschek cree que Brasil tiene que encontrar su propia identidad, y eliminar ese «copia y pega» de las tendencias internacionales. Ya lo había hecho en Belo Horizonte, encomendando a O. Niemeyer el conjunto de la Pampulha (1.942-1.944), y que hoy es uno de los principales puntos turísticos de la ciudad. J. Kubitschek desea que la naturaleza se integre en el paisaje, y crear grandes vías de circulación, ya que en ese momento se considera que la modernidad no es el modelo de calle tradicional para ir a pie. Se apuesta también por una separación funcional en el diseño urbanístico.
Lúcio Costa
Gana la licitación para el diseño de Brasília. Propone una especie de «cruz», con un eje más corto, o Eje Monumental, donde se ubicarían las principales instituciones del Estado (Ministerios, Congreso, etc.), y otro más largo, que sería eminentemente residencial. En ese eje residencial habría cabida para colegios, áreas comerciales, clubs sociales, parques y otras construcciones (bibliotecas, iglesias, guarderías, etc.), que hicieran que los habitantes no tuvieran que desplazarse en coche de su barrio en su día a día . No obstante, enseguida su cruz (en el margen izquierdo) es interpretada como una especie de pájaro gigante que se desplaza en dirección sureste, imagen más evocativa. Y, para los primeros habitantes de Brasília, era en realidad un avión. Por ello, a los dos ejes residenciales se les llama Asa Sul y Asa Norte (o Ala Sur y Ala Norte).
En la intersección de los dos ejes se encontrarán edificios administrativos y sector hotelero, además de otros (como la Catedral o el Museo Nacional) donde O. Niemeyer explaya toda su creatividad. Justo en la propia intersección Lúcio Costa prevé una estación de autobuses, que conectaría el mismo centro de Brasília con todas las ciudades satélites. Crea un sistema vial en el que se evitan los cruces entre coches y aplica esto en toda la ciudad (lo que se conoce como la «tissourinha», o la tijerita), que se puede ver en la imagen nº 3 del extracto de su plan original en la foto contigua. El diseño en tres niveles para la estación de autobuses y como epicentro de la ciudad se corresponde con la imagen 5.
Según se aleja de los ejes, Lúcio Costa incluye áreas para embajadas, áreas de ocio que conectan con el lago y pequeñas zonas industriales o de soporte, como las gasolineras. Y todas las construcciones tienen que estar separadas, necesariamente, por áreas verdes. De hecho, en las conclusiones de su proyecto define a Brasília como «ciudad parque«. Y no se equivocó, ya que su proyección se cumplió más que ampliamente, y hoy Brasília es una ciudad entre árboles.
En lo que sí que reconoció que no acertó totalmente es con la estación de autobuses, que imaginaba fuese a armonizar con el resto de la ciudad. Descubrió después, para su sorpresa, cómo los habitantes de las ciudades satélites habían colonizado aquel espacio, convirtiéndolo en espacio comercial hasta medianoche, alboroto y caos. Aún así, se sintió satisfecho y reconoció: «Ellos tienen razón, soy yo el que estaba equivocado«. Al fin y al cabo, entiende que es el espacio legítimo de ellos, y ahí es donde aparece el verdadero Brasil. «Entonces vi que Brasilia tiene raíces brasileñas, reales, no es una flor de invernadero como podría ser«.
Oscar Niemeyer
Es el máximo arquitecto de la ciudad. Sobre el plano de Lúcio Costa dibuja, desdibuja y construye las señas de identidad de Brasília en sus edificios más espectaculares. Su estilo propio es evidente, y así definió sus objetivos en la construcción de la ciudad: «Mi preocupación fue caracterizarla con las propias estructuras, afinando los apoyos con el objetivo de hacer los palacios más leves, como si simplemente tocaran el suelo, e incorporé la arquitectura al sistema estructural«.
Foto superior del Congresso Nacional (autoría de Mario Roberto Duran Ortiz).
De igual forma, comentó así su vivencia en la capital: «Fue en Brasilia donde mi arquitectura se hizo más libre y rigurosa. Brasília fue para mí una experiencia extraordinaria, viendo la ciudad que Lúcio Costa proyectó crecer como una flor en el desierto en aquella área vacía y solitaria. Y me acordaba, reconfortado, de los obstáculos surgidos, las incomprensiones inevitables, la hostilidad política que cercó a Juscelino Kubitschek. Y él, imperturbable, integrado en su sueño predilecto«.
Aviso a los curiosos. A algunos conocedores del gran arquitecto Niemeyer les puede sorprender que vaya en esta lista en tercer lugar, tras Lúcio Costa. Y comprobar cómo, a pesar de ser Brasília la gran obra de la vida del arquitecto, él cediera siempre protagonismo a Lúcio Costa. En realidad, Lúcio Costa fue el director de facultad de Niemeyer, fue su primer jefe y, además, mentor. Aunque Niemeyer fuese escogido en primer lugar para el proyecto y su vida y obra hayan tenido más trascendencia a nivel internacional, es el propio Oscar Niemeyer en sus palabras anteriores el que describe con belleza la maravillosa unión de las tres personalidades para concretar el proyecto de la capital de Brasil.
Y hasta aquí este post sobre los protagonistas de la construcción de Brasilia y, por ende, de su catalogación como Patrimonio de la Humanidad (UNESCO). En el próximo post dedicado a Brasilia hablaremos de sus otros protagonistas: los habitantes. Y de cómo ellos perciben la ciudad hoy en día. ¿Se equivocaron mucho los ideadores de la capital o no? Si tienes curiosidad, es sólo seguir este enlace.
¡Hasta el próximo destino viajeros!
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