Si algo hemos echado en falta después del 2020 confinados fue NATURALEZA, ¡sí, con mayúsculas!, rodearnos de ella en todo su esplendor y recargarnos de energía. Los amantes de lo natural estamos de enhorabuena ya que es otoño en América del Sur y empieza la temporada baja para visitar las Cataratas de Iguazú. Fue declarada una de las 7 maravillas naturales del mundo por la UNESCO en 2011. Y es un espectáculo tropical majestuoso que te hará reconectar con la madre tierra a toda velocidad. ¿Quieres saber por qué? ¡Te lo cuento en este post!
Índice
Parque Nacional de Cataratas de Iguazú
En 1524 el náufrago de una expedición española, Alejo García, llegó por pura suerte a las Cataratas de Iguazú. Seguro que cada visitante que accede al Parque Nacional hoy siente algo parecido a lo que debió de sentir Alejo. Piensa entre las más comunes imágenes que imaginamos como “el paraíso”. Una seguro que es una playa blanca de aguas turquesas con palmeras. Y otra la imagen de las Cataratas de Iguazú, de las que te hablo en este post.
Iguazú, o “Agua Grande” (como se traduce en lengua guaraní), está situada en la provincia argentina de Misiones. Ahí fue donde se rodó la espectacular escena de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Aunque en la película nos colaban que estas cataratas estaban en Perú, se lo podemos perdonar, ¿quiénes de los que hemos estado en Cataratas de Iguazú no ha fantaseado con ser Indie mirando ese paisaje? Bueno, dejando a Jones, las calaveras y la fantasía a un lado, la verdad es que la realidad puede ser más mágica que todo eso.
Las más de 200 cascadas que conforman el conjunto natural del Parque Nacional de Iguazú, ocupan a lo largo casi 3 km. Su origen se remonta a la actividad volcánica y tectónica de hace 200 millones de años. ¿Casi nada eh?, parece mentira que antes de ese momento todo era ¡un secarral!
En las Cataratas de Iguazú además ocurre algo epicéntrico, y es que aquí confluyen tres fronteras: la argentina, la brasileña y la paraguaya. De manera que puedes ver las cataratas desde los lados de estos distintos países, pero ten en cuenta que el 80% de los saltos están en territorio argentino. Pero espera, que lo más sorprendente viene después.
Ecosistema de las Cataratas de Iguazú
En este ecosistema selvático se asentó el Parque Nacional de Cataratas de Iguazú para la protección de una de las mayores reservas de bio diversidad subtropical del planeta. Cuenta con más de 90 especies de árboles, razón por la que las primeras comunidades guaraníes que se asentaron allí lo llamaron Ibirá Retá, o “El país de los árboles”.
En la base de estos miles de árboles crecen más de 2 mil especies de plantas y más de 450 especies de animales; tucanes, loros, vencejos, 5 especies de felinos, reptiles y monos entre otros. Todos conviviendo en equilibrio en un terreno de más de 67 mil hectáreas. Pero lo más sorprendente (aún más si cabe en este paraíso en la tierra) o al menos para mí, va más allá de lo magnífico y grandilocuente del lugar, ¡que también! Y es lo siguiente.
Lo que no nos imaginamos es que, debido a la erosión a lo largo de 2 millones de años, las cataratas han retrocedido más de 20 km de su lugar de origen. Y es que cada año las cataratas siguen retrocediendo unos 2 cm por la fuerte erosión que provocan los saltos de agua. ¡A ver quién es el valiente que saca la regla y se pone a medir año a año a pie de agua! Al margen de bromas, ¡esto es increíbe!
Esto me supuso un sinfín de pensamientos, del estilo “pero dónde irá a parar tanta catarata yendo hacia atrás” o “esto va a retroceder hasta el nacimiento del río, quedándose al final sin río, y sin esta naturaleza y ¡sin nada!” y este tipo de pensamientos apocalípticos. Como cuando uno se va de Venecia enamorado de sus canales, y después los lugareños te cuentan que la ciudad se está hundiendo poco a poco cada año. Y te vas llorando, pensando que va a desaparecer y nunca más la volverás a ver. En fin, ¡carpe diem!
Volviendo a las cataratas, se forman a partir del caudaloso río Iguazú que serpentea hasta adoptar forma de herradura donde arrancan los saltos más famosos. Destacan por su belleza o accesibilidad el Salto de las dos hermanas, Adán y Eva y el bello Salto San Martín. Y la mayor y más espectacular de todas, “la Garganta del diablo” con más de 80 m de altura que, sin duda, te quitará el aliento.
Actividades para hacer dentro del Parque Nacional de Cataratas de Iguazú
La visita al Parque es para todos los públicos con acceso a minusválidos. Los distintos recorridos discurren sobre pasarelas metálicas a un metro o más del suelo, que puede quitar encanto natural a la visita, pero proporciona más seguridad ante el gran flujo de visitantes, sumando los carritos de bebe y sillas de ruedas.
Hay que destacar tres caminos por los que recorrer el Parque Nacional de Cataratas de Iguazú: el circuito inferior, el circuito superior y el sendero de Macuco. Además, hay a disposición de los visitantes un tren ecológico que lleva por una vía alternativa del camino superior, bordeando el río Iguazú hasta llegar muy próximo a la Garganta del diablo.
El circuito inferior
Es un recorrido de casi 2h de duración con leve dificultad por los tramos de escaleras. Abarca la zona baja de varios de los saltos así que podrás escuchar la rompida del agua en su caída. Es un camino con mucha sombra rodeado de abundante vegetación de helechos y palmeras. Podrás tocar algunas de las lagunas naturales cristalinas que se crean en el Salto de las Dos hermanas.
El circuito superior
El circuito superior tiene una duración de 2h y tiene más facilidad para recorrerlo al no tener escaleras y contar con el tren ecológico de apoyo. El último trozo tendrás que recorrerlo si o si a pie, ya que el tren termina cerca del último tramo de pasarelas. Si has recorrido el circuito inferior anteriormente, probablemente estarás cansado y tomar el tren sería una buena opción. Ten en cuenta la humedad del ambiente sumada al calor que suele hacer en el Parque. Te aconsejo que no te hagas mucho el valiente, mejor disfrutar de la aventura en vez de sufrirla.
El camino es a prueba de vértigo, recorriendo la parte superior de la geografía del Parque bordeando el origen de los saltos y apreciando su altura. Las emociones van subiendo con cada paso, hasta llegar a la guinda del pastel, el punto de salto de la Garganta del diablo.
En este último tramo los turistas sacan decenas de palos selfie, incluso te convertirán en un improvisado fotógrafo de sus recuerdos. Pero si consigues abstraerte de todo eso y centrarte en lo que se abre ante ti entonces sentirás que todo el viaje hasta allí mereció la pena. Bajo tus pies verás una red de pasarelas metálicas suspendidas en el aire que zigzaguean sobre el agua del rio Iguazú, hasta que por fin ahí está, el gran torrente de agua de la mayor de las cataratas.
En este punto de la visita, si el sonido del agua nos había acompañado a cada paso aquí se vuelve atronador. El agua de la gran Garganta del diablo cae a nuestros pies, aunque la potencia del agua al caer hace que se eleve pulverizada hacia donde estás.
Acepta un consejo: tienes que pensar que ese momento es para ti y priorizar tus sentidos, guarda cualquier dispositivo electrónico, el móvil o la cámara porque en ningún lugar del planeta vas a poder ver, ni escuchar, ni oler, ni sentir nada como aquello rodeándote tan cerca. Lo mejor que puedes hacer es vivirlo, y cuando te hayas empapado de todas las sensaciones, cuando te des cuenta de lo pequeños que somos nosotros de pie ante esa potencia natural y su salvaje inmensidad, entonces en ese momento, ¡hazte la mejor selfie del día con la mayor felicidad!
El sendero Macuco
Uno de los circuitos preferidos por los amantes del senderismo es el sendero Macuco. Este discurre sobre el mismo terreno natural, tiene una durabilidad de 2h y desemboca en el Salto Arrechea con unos 20m de altura. Lo que hay que tener en cuenta es que este camino hay que iniciarlo pronto para aprovechar la luz natural y que no oscurezca el sendero de regreso.
La Gran Aventura de Cataratas de Iguazú: 4×4 a través de la selva y gomón.
Una de las actividades estrella de las Cataratas de Iguazú es la Gran Aventura, un recorrido que te hará liberar adrenalina pura. Se combina una ruta en 4×4 por la selva con guía que narra las riquezas naturales y culturales del Parque durante 5 km, y después navegarás en gomón semirrígido a través de la parte inferior de varias de las cascadas. El acceso es algo difícil teniendo en cuenta que hay una larga bajada en escalera, y si llueve puede estar algo resbaladiza.
Una vez en el gomón el recorrido de 6 km transcurre a través del cañón del río, donde podrás recibir el “bautismo de algunas cascadas”. Estar prácticamente bajo el agua de uno de los saltos será una de las más emocionantes y más liberadoras sensaciones que experimentarás. Hay que tener en cuenta que, debido a la intensidad de esta actividad, hay restricciones médicas para personas que sufran de ciertas patologías previas o crónicas.
Paseos a la luz de la luna
Esta es la actividad que tiene más belleza, si todavía no te has llegado a enamorar de las cataratas durante las visitas de día, esta experiencia te conquistará el corazón por completo. Se realiza solo 5 días al mes y dura poco más de 2 horas, suspendiéndose solo por lluvia.
En ella se programa un tranquilo recorrido en el tren ecológico hasta la estación Garganta, la oscuridad y quietud de la noche en la selva invita a escuchar con más claridad los ruidos de los animales nocturnos y percibir los aromas de las plantas a nuestro alrededor.
Después, se atraviesan a pie las pasarelas que discurren sobre el río Iguazú hasta llegar a la gran Garganta del Diablo. Si miras hacia arriba, y el cielo no tiene demasiadas nubes, disfrutarás de un manto de estrellas espectacular cubriéndote y la luna brillante iluminando la superficie del agua. En este momento el rugido del agua parece hasta más manso y tranquilo, cediendo a la calma de la noche. Algunas noches las nubes quieren participar del show y rodean la luna. Es el marco perfecto de elementos naturales, realmente no te lo puedes perder.
La visita termina con la vuelta al tren, desandando los pasos por las pasarelas y regresando al centro de visitantes.
La selva y sus habitantes indígenas Mbyá Guaraníes en Cataratas de Iguazú
La vida en Misiones es totalmente diferente del resto de las provincias argentinas. Está totalmente condicionada por el ecosistema selvático de Puerto de Iguazú, con suelos de tierra de un color rojo intenso y abundante vegetación verde subtropical emanando de ella. Por suerte, varias comunidades de indígenas Mbyá Guaraníes (descendientes de comunidades que rehusaron entrar en las reducciones coloniales de las misiones jesuíticas), todavía siguen habitando parte de los terrenos de Iguazú. Tienes posibilidad de ver algunas de ellas, como la aldea Mbororé y la Yriapú.
Yriapú, que en guaraní significa “Ruido de agua”, está asentada en una reserva de bosque de unas 600 hectáreas. Si la visitas podrás conocer su forma de vida, parte de sus tradiciones y su cosmovisión. Roberto Moreira (o Carí Tataembe, su nombre guaraní), es el cacique y gestor de las familias de la comunidad elegido entre los miembros que la integran.
Con él recorrerás parte de sus viviendas hechas con adobe o la escuela para los niños que consiguieron construir gracias a una donación privada. Además, adentrándose en caminos de la selva, Roberto alecciona sobre las trampas para cazar algunos animales y alimentar a la comunidad. Finalmente podrás participar de su economía comprando artesanías y llevándote un objeto único que forma parte de sus tradiciones ancestrales.
Actualmente viven 74 comunidades guaraníes en toda la provincia de Misiones, con un total de 3 mil miembros aproximadamente en su conjunto. Estas comunidades que están conectadas con el turismo como una de sus fuentes de subsistencia, afortunadamente siguen manteniendo su cultura guaraní, su idioma y tradiciones.
Y si quieres profundizar más en la realidad, Roberto te contará como varias de estas comunidades existen hoy. Sin embargo, muchas otras no han conseguido sobrevivir. Esto es causado por los desplazamientos forzados fruto de las tensiones por la vorágine de inversión hotelera en estas hectáreas de selva protegida. Muchas de las comunidades desaparecieron, y otras vieron reducidos sus territorios. Lo que ocasionó que no podían acceder a zonas donde estaba el agua dulce, la caza o las plantas medicinales.
Merece la pena acercarse a estas comunidades Mbyá en su entorno natural en armonía con el ecosistema. Ya que gracias a las aldeas guaraníes se ayuda a la preservación de la Naturaleza y la multiculturalidad local. Después de todo, ellos son sus habitantes originales. Han convivido durante siglos en la naturaleza que rodea las majestuosas Cataratas de Iguazú, o las Cataratas de “Agua Grande”.
Si no tienes el provilegio de poder escaparte unos días a ver esta maravilla del mundo, no desesperes. Siempre puedes recorrer otras zonas de naturaleza del país. Incluso en la misma capital Buenos Aires en su Delta de Tigre encontrarás un hermoso entorno fluvial que logrará hacerte desconectar.
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