El Coronavirus en el nuevo ventenio.
Era el 31 de diciembre del 2019, la gente se reunía para festejar el año nuevo, el comienzo
de un nuevo decenio y a su vez de un nuevo ventenio, un año compuesto por dos veces el
mismo número 2020.
Mi esposo pasó la noche con juegos artificiales, mientras que yo preferí quedarme en casa,
primero por respeto a los animales, a quienes estos ruidos de año nuevo hacen tanto daño,
después por respeto a la atmósfera y por último por respeto a los niños que son maltratados
en las fábricas donde estos juegos son hechos, a quienes no se les pagan salarios dignos
y quienes vienen sacrificados en lugares de trabajo sin ninguna seguridad.
La noche fue denominada por una atmósfera fiestera, se sentía fuera de casa alegría y ganas
de diversión, el ruido que producían los petardos era tenebroso a mis oídos.
Tenía fé en que este sería un buen año, muchos proyectos pasaban por mi cabeza y muchos
sueños por realizar. Pronto llegaría el coronavirus.
Los primeros días del mes de enero pasaban tranquilos, trabajábamos sin pensar a nada,
ni a nadie, hasta la segunda semana del mes, comencé a leer las noticias y mi impresión
era inmensa, puedo decir que me asusté, un virus raro había comenzado a girar en China,
específicamente en la ciudad de Wuhan, tuve mucho miedo porque trabajo en el sector
del turismo por lo cuál trabajo con muchos turistas asiáticos y ciertamente muchos chinos.
Comenzé a hablar con mis colegas sobre el coronavirus, todos estábamos preocupados pero la verdad
la mayoría me aseguraban que era en China y que aquí en Europa no llegaría y menos en los
Países Bajos, un país tan adelantado y rico.
Continuaba a ver las noticias y veía como el virus estaba llegando a muchos lugares de Asia,
pero la gente continuaba a convencerme que era sólo en Asia, que en Europa no llegaría.
A finales del mes de enero las noticias dicen que ha llegado el primer contagio en Italia,
exáctamente el 31 de enero, cuando dos turistas chinos que habían llegado propio de China
habían dado positivo al Covid 19, pero parecía que todo era controlado.
Continuaba mi vida normalmente, no se pensaba a lo que pudiera suceder con este virus.
Pero las noticias continuaban a llegar, todas muy negativas, en Países Bajos pero no teníamos
todavía contagiados, por lo cuál el trabajo en el turismo contiunuaba adelante.
Continuabamos a recibir turistas asiáticos e italianos sin ningún problema, así por todo el mes
de febrero. A finales del mes de febrero en Países Bajos se reportó el primer caso de Covid 19,
un ciudadano neerlandés de la ciudad de Tilburgo, en el sur del país, que había regresado de
pasar vacaciones en la provincia de Lombardía en el norte de Italia había dado positivo.
La noticia no hizó mucho efécto en mis colegas porque continuaban a decirme que la
ciudad donde se había producido el primer caso era muy lejana de Amsterdam y que la región
del sur de los Países Bajos ya estaba controlando el caso. La verdad leía todas las noticias que
llegaban en español, italiano e inglés y era muy preocupada por lo que estaba sucediendo
en otras partes de Europa y del mundo.
A principios de febrero, no recuerdo exáctamente el día, pregunté a mi jefe, que medidas
especiales seguiríamos para enfrentar la crisis del coronavirus, me sorprendió mucho su respuesta
porque lo que me dijo es que este era un virus que se encontraba muy lejos en China y que
no llegaría a los Países Bajos además que era un virus que golpeaba solo a las personas
adultas mayores y este no era mi caso.
A casa pero nos abastecíamos de jabón para manos, desinfectantes y alcohol, leía en las
diferentes páginas de internet que esto era muy importante de hacer’, lavarnos las
manos constantemente.
Seguimos trabajando todo el mes de febrero sin temer al coronavirus. Aunque si las noticias que
llegaban del Norte de Italia eran muy desalentadores y críticas. Me sentía muy triste al
leer todo lo que estaba sucediendo en un país tan cercano. Pero las noticias que llegaban
también del sur de los Países Bajos tampoco eran buenas, continuaban a aumentar los
contagiados y los hospitales de la provincia de Brabant ya comenzaban a colapsar.
El 5 de marzo tuve una entrevista con mis jefes para conocer los resultados alcanzados
durante el último año de trabajo y mis objetivos para el próximo año, durante la entrevista
volví a preguntar que medidas de prevención tomaríamos referente al coronavirus, me respondieron
que estábamos esperando nuevas instrucciones del gobierno neerlandés, les conté que en
otras partes ya se comenzaba a tomar la distancia social mientras se trabajaba.
Ellos lo vieron como algo que todavía debemos esperar y que todavía no es muy claro
aunque porque en Amsterdam todavía no habían muchos casos y el gobierno no había
dicho nada al respecto.
15 de marzo, empieza a cambiar la vida
El último día que fui a trabajar fué el 15 de marzo, pues el primer ministro neerlandés
Mark Rutte en una rueda de prensa declaró que a partir de 16 de marzo todos los locales,
restaurantes, bares, coffeshops, escuelas, museos, teatros, cines, gimnasios y demás
estructuras turísticas y de ocio deberían cerrar, así comienza nuestro confinamiento
para combatir la pandemia, deberíamos quedarnos todos en casa.
Las personas mayores no podrían recibir visitas de sus familiares en sus ancianatos,
otra medida fuerte, ya que hay muchos mayores viviendo en estos lugares pero son
precisamente ellos las mayores víctimas de este mortal virus.
Además las iglesias, cualquier forma de culto también debería cerrar, no se permitiría
la reunión de más de 3 personas. Es importante subrayar que las iglesias en Amsterdam
no solo son un lugar de culto o religioso sino también un lugar turístico y cultural,
algunas muy conocidas son la iglesia Vieja (Oudekerk) y la capilla de las Beguinas
(Begijnhofkapel).
No se permitiría más la entrada de personas provenientes dal extranjero ni se dejaría
salir más a nadie del país. Lo que significaba una caída muy significativa en el tráfico de
personas que entraban y salían de los aeropuertos del país. Por último se nos pidió a todos
de quedarnos en casa y no salir sino solo para cosas muy necesarias como el supermercado
o la farmacía. Así comenzamos a isolarnos completamente.
Las campañas en las redes sociales nos advertían del peligro que podía ser salir de
nuestras casas, no solo podíamos contagiarnos sino convertirnos en la causa de contagio
personas, especialmente de aquellos, los más débiles.
Los Países Bajos son un país que piensa mucho a su economía y seguramente es uno de los
países de Europa y del mundo donde se pagan los impuestos más altos. Por lo cuál pienso
que el país esta preparado para enfrentar esta crisis sin tener muchos problemas financieros
como los han tenido otros países de Europa.
El 17 de marzo ví por última vez a mis compañeros de trabajo en una reunión especial antes
de confinarme en mi casa hasta escuchar nuevas indicaciones del gobierno.
Aquel día no saludé a nadie como de costumbre con besos y abrazos, solamente
a la distancia de más de un metro «un hola» con la mano alzada, estábamos separados
por mesas para no superar el metro y medio de distancia que el gobierno neerlandés
colocaba como distancia social para evitar el contagio.
Las noticias no son buenas España e Italia se convierten en el blanco especial de este virus,
tal vez porque son los países que lideran el turismo en Europa o tal vez por las políticas
corruptas,lo que los ha hecho significativamente débiles y vulnerables, falta de material
sanitario y profesionales de la salud entre otras cosas.
Las noticias en Países Bajos tampoco son alentadoras, los casos de contagio aumentan
y así mismo la cantidad diaria de muertes.
Me quedó en casa con mi esposo y nuestros dos gatos, una chica y un chico, gemelos
de 4 años de edad, quienes nos acompañan en estos días de encierro y ciertamente nos
hacen más Alegre las horas en casa.
Estar en casa es tal vez el instrumento más importante que en estos momentos históricos
y memorables tenemos para defendernos de este virus.
No visitar amigos, no ir de compras, no ir a trabajar y muchas otras actividades que de
costumbre realizábamos se convierten en estos momentos en un arma de doble filo, por
ello mejor protegernos y refugiarnos, esperar que los contagios bajan y cuidar de nuestras
familias, amigos y conocidos desde la distancia.
Continuar a leer, estudiar los idiomas, escribir, hacer fitness y por último dedicarnos a
nuestra casa, ordenar, clasificar lo que sirve de lo que no sirve, se convierten en actividades
necesarias y distractivas.
Entre otras de las actividades que descubrí interesantes ha estado hacer shopping
o compras por internet, algo que comúnmente no hago pues me gusta visitar
negocios y mercados en mi tiempo libre.
Entre las cosas que ordenamos por Internet, se encuentran nuestras
mascarillas y protecciones para el coronavirus.
Este año ha marcado la humanidad y seguramente ha marcado a cada uno de nosotros,
personalmente tengo mucho miedo a este enemigo invisible, me siento triste e impotente
ante esta crisis que nos esta quitando la vida y la tranquilidad.
Hoy tenemos 21.762 infectados, 2.396 muertos y 250 recuperados en los Países Bajos.
El domingo pasado, «domingo de ramos» a las 9:00 p.m. colocamos todos en nuestros hogares
una vela por los muertos y contagiados de esta tragedia, esta fue una iniciativa difundida
por Facebook, continuamos a orar, nos queda la fuerza que la palabra y la fé en Dios nos da,
ya que la ciencia todavía no tiene una cura para este virus.
Nuestras ciudades están desoladas, las calles de Amsterdam son solitarias
y esto debido aunque al hecho de que hemos entendido que debemos quedarnos en casa
por el bien común además las multas son muy altas, de 400 euros, la cuarentena en
Países Bajos va hasta el 28 de abril, osea otros 19 días, seguramente antes sabremos
que nuevas médidas tendremos que adoptar.
Espero sinceramente que las curvas de contagios en el mundo bajen, especialmente en el
sur de Europa y en los Estados Unidos, hoy la situación en New York es muy grave y lamentable.
Necesitamos más conciencia social, no es saliendo de nuestras casas que vencemos al coronavirus,
es «quedarnos en casa», es la única arma que en estos momentos tenemos para combatir con
este enemigo, así no lo dicen nuestro personal de salud y nuestros gobiernos.
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