De Dinamarca no tenía idea de nada, sólo sabía que empezaba con la letra “d” y por eso lo usaba cuando jugaba al Tutifruti, para colocarlo en la sección Mundi. Pero un día me encontré tomando un avión hacia Copenhague, su capital. Al instante de llegar me di cuenta de su perfección.
Podría escribir y hablar muchísimo de todo su sistema, de cómo son sus calles, su política, de cómo el Príncipe sale a pasear con sus hijos por la calle sin problema y nadie lo acosa. De que las casas no tienen llaves, de que todos usan bicicletas para trasladarse. La propia Reina se encarga de diseñar cosas para la ciudad. Y hasta de que si cruzas una calle en rojo aunque seas peatón te cobran multa. Pero opte en este artículo por escribir de las cosas que más me llamaron la atención.
Antes de venir a Copenhague, muchos me hablaban de que me iba a morir de frío y sí lo se. Pero por el cambio climático puede pasar que la temperatura llegue a 32 grados, como sucedió el año pasado. Fue ahí donde dormir se volvió una aventura, nada de ventiladores y mucho menos aires acondicionados. Subir al transporte publico significaba entrar a un sauna, los colectivos no tienen ni ventanas. Además en verano es como vivir siempre de día, apenas oscurece a las 22.30 y amanece a las 3 de la mañana. Nunca es completamente de noche. Y luego el frio se va acercando.
Pero mientras refresca en Copenhague los Daneses siguen de remera, y ante mis preguntas, me llegaron a contar que se acostumbran a la fuerza. ¿Cómo es esto? Ellos saben que en invierno puede hacer menos 20 grados entonces, cuando son bebes los padres los hacen dormir la siesta afuera. Sí en el cochecito pero afuera, al aire libre, al frío. Y cuando la primavera esta llegando y son pequeños los meten de a ratitos al mar, con el agua helada (para mi gusto), así se van acostumbrando al frío.
Otra de las cosas más sorprendentes es ver cómo andan en bicicleta, la velocidad, los estacionamientos para ellas, el orden, respeto, y los gestos que hacen con las manos para indicar si doblan o frenan. La bici es su medio de transporte, para que se den una idea la usan hasta para ir a bailar. Se dice que en este país existen bicicletas fantasmas, cada una persona hay tres. Muchas están abandonadas, otras olvidadas.
En Copenhague muy común ver en las estaciones de trenes o en los aparcamientos muchas de ellas con cintas de colores. Es que el gobierno lleva un control, cuando ve que están hace un tiempo, le colocan una cinta verde para avisarle a su dueño que debe llevársela, luego una amarilla, como segundo llamado de atención y finalmente una roja. Entonces cuando tiene esta cinta cualquier persona puede hacerse dueña de ella. Por eso se dice que venir a Copenhague y comprar una no tiene sentido.
Por otro lado, una de las cosas que más me impresionó es ver la cultura del alcohol que tienen. Desde adolescentes hasta personas grandes se los ve tomar muchísima cerveza y vinos blancos o rosados. Beber en la vía pública es legal. Uno sube a un tren y es común ver que tengan una lata de cerveza en la mano como si fuera una gaseosa. En los parques se sientan en ronda y llevan hasta las copas para el vino.
Creo que tienen una resistencia absoluta y debe ser por su espíritu vikingo que todavía conservan. Se dice que en el pasado cuando no tenían agua potable, fabricaban cerveza y se tomaba 10 litros por persona. Claro, que cuando llega la noche y sobre todo los findes de semana cruzar personas ebrias es común, pero jamas salen de su eje, ellos siguen siendo señores. No hay peleas, no hay nada, solo están borrachos.
También podría decir que quizás que beban tanto se deba a que buscan algo diferente en sus vidas. Es un país donde su sistema político y económico funciona de maravillas, a simple vista parecen perfectos. Nadie habla de problemas como la inflación, grietas, corrupciones, inseguridad. Nada de eso pasa. Caminar a cualquier hora por las calles, incluso las mas oscuras, y no sentir miedo, te da una libertad absoluta. Los daneses han hecho dos marchas en los últimos tiempos. Una era porque al gobierno le sobraría plata entonces pensaba en bajar los impuestos, y claro, la gente salio a protestar porque no quería. Cualquiera en Argentina estaría contento. Pero ellos opinan que si le bajan los impuestos bajaría su calidad de vida. Y la otra marcha, fue para que a los inmigrantes se les diera el mismo salario que a ellos.
Muchos piensan que Copenhague es sólo una ciudad, pero no. Hay que salir a conocerla, tiene grandes parques, bosques con siervos, el Parque de Diversiones más antiguo del mundo y hasta playas. Y claro, que los daneses también tienen lo suyo, es el país de la gente linda con buen porte, hablan su propio idioma, ingles perfecto y muchos de ellos hasta español. Así que por ahora no hay mucho que criticarles.
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