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Qué hacer en Düsseldorf en un día
Mucha gente llega a Düsseldorf un poco por casualidad, sin mucha idea de lo que la ciudad tiene para ofrecer. Si este es tu caso, tómate unos minutos para leer este artículo y descubrir qué hacer en Düsseldorf en un día.
A diferencia de otras ciudades europeas, famosas por sus grandiosos monumentos, esta ciudad alemana a orillas del mítico río Rin es un poco más modesta. Así y todo Düsseldorf es rica en historia, cultura, arquitectura y diversiones -no en vano una de las calles de su Ciudad Vieja lleva el apodo de “la barra más larga del mundo”.
El nombre “Dusseldorf” quiere decir “Pueblo del Düssel”. La ciudad se encuentra a orillas del Rin, pero la atraviesa también otro río menos caudaloso, el Düssel. Si bien cuenta con unos quinientos mil habitantes, conserva algo de la atmósfera de un pueblo. Es pequeña y bonita, y moverse en ella es muy fácil.
En este artículo te propongo un recorrido por el corazón de Düsseldorf. En unas pocas horas podrás ponerte a tono con el spleen de la ciudad. Tanto si amas lo romántico y pintoresco, como si tienes la mirada puesta en el futuro, sea que busques la experiencia cervecera, o que te interese el arte y la arquitectura, Düsseldorf te encantará.
Cómo llegar al centro de Düsseldorf
En este primer paseo recorreremos la Ciudad Vieja (Altstadt, en alemán) y el puerto (Medienhafen). Si te alojas en las cercanías y te gusta caminar, no necesitas tomar transporte público. ¿Estás un poco lejos del centro? Entonces te recomiendo comprar un billete que te permita moverte en la ciudad durante todo el día (Ticket de 24 horas). Recuerda que si viajas con más gente, te saldrá más económico: hay billetes para grupos de hasta cinco personas. El tour que te propongo comienza en la Königsalle. Si vienes en tren, bájate en la estación Steinstrasse/Königsalle.
La Königsallee
La Königsallee, “Kö” para los amigos (la “ö” suena como una “o” mezclada con una “e”), es la avenida glamorosa de la ciudad. Su nombre significa “Paseo del Rey”. La construyeron a principios del siglo diecinueve, pero recién en 1848, el año de la revolución popular en Alemania, recibió su nombre de hoy. Cuenta la anécdota que en este año el rey de Prusia Guillermo Federico IV vino a la ciudad, y al pasar por esta avenida fue atacado con boñiga de caballo. Después de este episodio humillante la ciudad bautizó a su avenida más importante en su honor, para congraciarse con el monarca.
Un canal recorre el centro de la avenida, irrigado por la fuente de Tritón, que toma sus aguas del río Düssel. Este es el punto perfecto para la primera foto. Del lado este del paseo encontrarás tiendas de lujo. El lado oeste es menos transitado, en alemán lo llaman “el lado de los bancos” o “el lado tranquilo”.
El monumento a la fundación de la ciudad
Conocer la historia de un lugar muchas veces ayuda a comprenderlo mejor. En los márgenes de la Ciudad Vieja, en un rinconcito que para mí tiene algo de Brujas o de Ámsterdam, encontrarás el monumento a la fundación de la ciudad. Este fue realizado por Bert Gerresheim en 1988 con motivo del 700 aniversario del establecimiento de la ciudad el 14 de agosto de 1288. La impresionante y compleja escultura recuerda los momentos más importantes de la fundación de la ciudad: la Batalla de Worringen, la firma del estatuto de fundación y su posterior florecimiento político, económico y religioso.
Las Stylites de Christoph Pöggler
Muy cerca del monumento encontrarás la iglesia de San Lambertus y a su lado, sobre una alta columna publicitaria, la escultura de una mujer con una niña en brazos mirando al Rin. Esta es solo un ejemplar de las diez Stylites o en alemán “Säulenheilige” (Santos de las Columnas) que encontrarás repartidas en Düsseldorf. Las esculturas son un hermoso homenaje a la gente común, a los pequeños gestos y situaciones cotidianas que le dan color y sabor a nuestras vidas. Un propuesta original es descubrir Düsseldorf en busca de las (hasta hoy) diez esculturas. Aquí tienes una foto de una de ellas, no la que describo aquí… ¡ojalá la encuentres!
La Ciudad Vieja (Düsseldorf Altstadt)
Antes de hacer la necesaria pausa para el almuerzo, camina por el Rin hacia el sur y luego intérnate en la Ciudad Vieja. Te dará la bienvenida el viejo ayuntamiento (Altes Rathaus), cuyas partes más antiguas datan del siglo dieciséis. El edificio rodea la plaza del mercado.
Una cervecería tradicional
No puedes irte de Düsseldorf sin entrar a una de sus cervecerías tradicionales. Incluso si no te gusta la cerveza, es importante que pruebes así sea un vaso de la Altbier, el tipo de cerveza propio de la ciudad. Yo te recomendaría almorzar en Uerige. Es una hermosa cervecería con una atmósfera muy acogedora. Allí podrás probar algunos de los platos tradicionales alemanes y fotografiar un antiguo alambique. Si prefieres comer en otro lado, te aconsejo que de todas formas entres y recorras el lugar.
Paseito por la Ciudad Vieja
No hay nada mejor para la digestión que una buena caminata. Mi abuela decía también que el helado es digestivo. Después del almuerzo puedes comprarte un helado de postre en cualquiera de las heladerías italianas que proliferan en la Ciudad Vieja. Recorre al azar sus calles y déjate sorprender por su atmósfera entre antigua y moderna, entre pintoresca y festiva. Si te gusta la literatura, no dejes de pasar por la Heinrich Heine Haus. Aquí se encontraba la casa donde nació el famoso escritor y poeta del siglo diecinueve. Tan importante es Heinrich Heine para la cultura de esta ciudad y las letras alemanas en general, que la universidad de Düsseldorf lleva su nombre. Hoy en día encontrarás allí una hermosa librería. Aunque no leas alemán, si te gustan los libros, seguro disfrutarás echarle un vistazo.
Caminata al puerto (Medienhafen)
Caminando hacia el Rin y de allí al sur encontrarás la zona del puerto (Medienhafen). Llegarás por la Torre del Rin (Rheinturm). Si te gustan las vistas desde lo alto, se puede entrar a la torre. El boleto de entrada cuesta 9 euros entre las 11 y las 22 horas. De 10 a 11 y después de las 22 la entrada sale solo 5 euros. En la cima hay un bar y restaurante, así que podrás disfrutar de la vista tomando o comiendo algo.
La torre marca la entrada al puerto cuando llegas desde la ciudad vieja. En el puerto te encontrarás con una mezcla de imponentes edificios modernos y antiguos. La primera vez que estuve allí, de noche, tuve la sensación de ingresar en una novela de ciencia ficción. No me hubiera sorprendido si un androide esbelto hubiera aparecido entre los ondulantes edificios de Frank Ghery.
Atardecer frente al Rin
Seguro conoces el dicho: donde fueres haz lo que vieres. Creo que la mejor forma de conocer una ciudad es hacer lo que hace la gente que vive allí. En París, por ejemplo, hay pocas cosas mejores que sentarse a orillas del Sena, tomar vino y comer baguette con queso.
Todo el mundo dice que en Alemania la cerveza es más barata que el agua embotellada, cosa que no es del todo cierta. Sea como sea, una de mis actividades favoritas en Düsseldorf (y en cualquier ciudad alemana, para el caso), es comprar una cerveza fría en un quiosco y tomarla a orillas del río, o en algún parque si no hay río disponible. Así que te aconsejo que regreses en dirección a la la Ciudad Vieja y te sientes ya en uno de los bancos del paseo del Rin, o en las anchas escalinatas al lado de la Schlossturm.
Aquí podrás ver el atardecer sobre el río. La torre del Rin se iluminará y dará la hora, te desafío a que descubras cómo funciona su curioso reloj. A tu alrededor habrá gente sentada, en las mismas que tú, hablando en todos los idiomas que puedas imaginarte pues Düsseldorf es una de las ciudades más cosmopolitas que conozco. Si tienes suerte, te tocará también algún espectáculo callejero y así vivirás la magia de la ciudad en todo su esplendor.
Qué hacer en Düsseldorf… al ritmo de la noche
Si todavía tienes un poco de energía, vale la pena vivir la noche en la Altstadt. Como te conté al principio, una de sus calles, la Bolkerstrasse, es conocida como la barra más larga del mundo. A lo largo de esta calle y en sus alrededores encontrarás cervecerías, bares y discotecas para todos los gustos. Quizás te llame la atención que la gente tome cerveza de pie y compartan largas mesas. Así se toma cerveza en Düsseldorf. El camarero recorre las mesas con una bandeja cargada de vasos servidos hasta el tope, y reemplaza automáticamente los vasos vacíos por vasos llenos. Si no quieres tomar más, ¡recuerda tapar tu vaso con el posa vasos!
Un Killepitsch y una Pizza
Puedes querer ir de fiesta o tomarte solo un par de cervezas. Pero no dejes de probar dos cosas: el Killepitsch y la pizza düsseldorfesa. El Killepitsch es el licor de hierbas local. Es dulce y sabroso. Lo puedes probar en el pequeño y pintoresco bar Et Kabüffke: puedes entrar y sentarte o pedir un shot en el mostrador, tomarlo de pie y seguir camino. Una tradición de locales y turistas y quizás el empujoncito que necesitas para comenzar la noche.
A veces me pregunto si en Italia se come tanta pizza como en el resto del mundo. En Düsseldorf es sorprendente la cantidad de pizzerías que hay y debo decir que a mí es una de las que más me gusta. En el Altstadt encontrarás varias, todas son ricas. La pizza se hace al horno y se puede pedir para llevar. La más barata está entre 4,50 y 5 euros. Una ganga deliciosa. Perfecta como cena o como snack en el medio de la noche. ¡No te la pierdas!
Los que se quedaron afuera de mi día en Düsseldorf
Una de las dolorosas cosas que aprendemos mientras vamos creciendo es que elegir algo es renunciar a otras cosas. A veces no nos da el tiempo para hacer todo lo que queremos, y algunas cosas quedan afuera. Si de pronto prefieres visitar una iglesia o un museo en lugar de caminar hacia el puerto, o pasear en un parque en lugar de ver el atardecer, aquí te dejo otras actividades para conocer Düsseldorf en un día:
La Iglesia San Lambertus
Mencioné esta iglesia cuando te conté acerca de las Stylites. Su fundación está ligada a la fundación de la ciudad en el siglo trece, pero atravesó sucesivas restauraciones y reconstrucciones a lo largo de la turbulenta historia alemana. En 1815 por ejemplo, la torre se incendió y fue renovada. Se cuenta que, como la madera que se utilizó era demasiado fresca, el techo se torció. Una leyenda popular dice que el diablo intentó arrancar la iglesia, y como no pudo, en un ataque de cólera torció la torre. Cuando esta tuvo que ser restaurada otra vez a causa de los daños sufridos en la Segunda Guerra Mundial, la población de Düsseldorf insistió en que la torre se construyese torcida.
Museos K20 y K21
En las primeras décadas del siglo veinte la academia de artes de Düsseldorf fue centro de reunión artistas plásticos de vanguardia y un poco de ese espíritu permanece en sus dos museos más importantes, el K20 y K21. En el primero encontrarás una colección representativa y muy interesante del arte del siglo pasado, en el segundo instalaciones contemporáneas. Si tienes la suerte de visitar esta ciudad el último miércoles del mes, en este día, a partir de las 18 horas, la entrada a estos museos es gratuita.
Hofgarten
El escritor chileno Roberto Bolaño llamaba a este país “la verde Alemania” y no se me ocurre descripción más acertada. La provincia Renania del Norte Westfalia, de la cual Düsseldorf es ciudad capital, es un ejemplo perfecto de lo verde que Alemania puede llegar a ser (que llueva todo el tiempo es la cara oscura de este aspecto). Así que si lo tuyo es más bien el verde, quizás disfrutes un paseo por el hermoso Hofgarten. Este es el parque central de Düsseldorf. La primera parte fue construida en 1769, lo que lo convierte en el primer y más viejo parque público alemán. Puedes pasear por sus caminos ondulados, divertirte con los patos y cisnes, o echarte a descansar debajo de un árbol.
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