Queridos viajeros,

Este primer post de Salvador va dedicado a uno de los lugares más mágicos del lugar.

Como no podía ser de otra manera.

La iglesia de «Nosso Senhor do Bonfim» o, simplemente, la iglesia do Bonfim es uno de esos enclaves que están por encima de cualidades arquitectónicas (evidentes), registros de protección institucionales (que lo tiene) o de modas turísticas (porque las hay).

Podrá no ser la más espectacular, la que esté mejor localizada o la que llevó más dinero o tiempo para su construcción. Pero nadie le podrá quitar el mérito de ser la más carismática. Y esto sirve tanto para religiosos de la fe cristiana como para otros simpatizantes de la cultura bahiana.

Pero entendamos un poco más de su historia…

Origen

La iglesia nace a partir de una promesa. La que hace el capitán de la marina portuguesa Theodósio Rodrigues de Faria durante una de sus penosas travesías entre Portugal y el Nuevo Mundo. Si conseguía superar ese viaje, él llevaría una réplica del Cristo que se veneraba en Setúbal hasta Salvador- su nueva residencia.

Esto fue durante la primera mital del siglo XVIII. En 1745 ya estaba la talla del Cristo crucificado (Nosso senhor) junto a otra imagen de «Nossa Senhora de Guia» en Salvador; y, en 1754, se inauguraba oficialmente la iglesia.

¿Y qué ha ocurrido desde entonces para que Nosso Senhor do Bonfim sea una iglesia tan famosa y no haya quedado como una más de las tantas que hay en Salvador? Cabe decir que sólo del siglo XVIII se tiene constancia de unas 40 iglesias católicas construidas en Salvador. Lo vamos a ver a modo de resumen en los siguientes epígrafes.

Crecimiento de la iglesia

El capitán portugués plantó la semilla con la donación de la talla, pero fueron muchos los fieles que se unieron para hacer crecer la devoción hacia el cristo crucificado. De hecho, se constituyó una hermandad de creyentes, que fueron los responsables de engrandecer la iglesia. Durante el siglo XIX incorporaron la plaza, la fachada de azulejos portugueses y los frescos de decoración neoclásica.

Asimismo, la veneración al santo oficioso (porque no es un santo propiamente dicho) hizo que a lo largo de los años se le fueran atribuyendo diferentes obras divinas. Esto originó la «sala de los milagros«. Es un espacio curioso dentro de la iglesia donde los devotos dejan fotografías, textos y otros objetos, testigos de las curas milagrosas o beneficios recibidos gracias al santo.

Por otra parte, otro factor que contribuyó mucho al cariño que la ciudad de Salvador le tiene a esta iglesia es la identificación de Nosso Senhor do Bonfim com Oxalá. De las tradiciones de origen africano de los esclavos que llegaban a Salvador perduró la idea de un «dios» de todos los Orixas (divinidades) u Oxalá (el gran creador). Los esclavos eran obligados a limpiar la iglesia antes de celebraciones y festividades, y estos se sintieron cada vez más cercanos a la figura de Oxalá a través de la figura del Cristo crucificado. Hasta hoy perdura este sentimiento de hermandad de religiones en la iglesia.

Por si lo anterior fuera poco, para celebrar el centenario de la independencia de Bahia de los portugueses, en 1923 se decidió componer un himno en honor a Nosso Senhor do Bonfim, ya que el pueblo lo consideraba también partícipe de la victoria por intervención divina. Este himno ha sido también cantado por grandes de la canción brasileña más actuales, como Caetano Veloso o Gilberto Gil.

Todos estos ingredientes han hecho de la iglesia un punto de encuentro de tradiciones de los bahianos. Vamos a ver las más conocidas:

Las cintas

Si hay una imagen que representa a la iglesia do Bonfim son las cintas coloridas ondeantes al viento en las rejas de entrada a la iglesia. Estas cintas se popularizaron mucho en este formato a partir de 1970, y se dice que fue más por un incentivo al turismo de Salvador.

De colores variados, dice la norma que se deben atar a la muñeca con tres nudos. En cada nudo se pedirá un deseo y, para que se cumpla, se deberá dejar que la cinta que se caiga sola por el propio desgaste. ¡Esto puede llevar mucho tiempo! Así que hay que pensárselo bien antes de seguir el protocolo (ya conozco a una novia que le quería hacer quitar al novio la cinta para el día de la boda, y acabó en buena trifulca, porque el novio- religioso- no estaba nada dispuesto ; )).

(Imagen extraída de Wikipedia)

No obstante, aunque las cintas de colores sean más recientes, la tradición de la cinta es bastante más antigua. Se dice que en 1809 el tesorero de la iglesia ideó una «medida» – sí, como la de la Virgen del Pilar de Zaragoza- para sufragar los gastos del templo. Esta cinta se llamaba medida porque tenía exactamente la misma longitud que el brazo del Cristo crucificado. En esta época la cinta era blanca y de algodón, con hilos dorados, y se anudaba al cuello.

Las cintas se venden en la misma puerta de la iglesia. Y hay que estar al quite, porque los vendedores ambulantes pueden ser muy insistentes y, además, intentar colar un precio más que abusivo. Es recomendable darse una vuelta por la iglesia antes. Normalmente se encuentran vendedores más honestos que tienen un perfil más discreto.

Festa do Bonfim

La fiesta en honor a Nosso Senhor do Bonfim es la mayor manifestación popular religiosa de Salvador. Tiene lugar el segundo domingo después del día de Reyes (6 de enero). Ese día se realiza una procesión hasta la iglesia, donde tiene lugar una misa solemne (en realidad hay varios horarios de misa ese día). Es tradicional darle tres vueltas a la iglesia para hacer tres pedidos y recibir la bendición final del párroco, con fuegos artificiales de despedida.

Sin embargo, y aunque el día grande de forma estrictamente religiosa es el domingo, el día más esperado es el jueves que antecede a ese domingo. Se le llama el día de la «Lavagem do Bonfim«, o, lo que es lo mismo, el lavado de la iglesia. Tiene sus raíces en un acto bien mundano, como es la limpieza de la iglesia para que luzca con mayor esplendor en su gran día. Pero el hecho de que los esclavos lo asociaran a su propia divinidad Oxalá aumentó la importancia del acto.

Fotografía por Adenilson Nunes/AGECOM – 14/01/10 Lavagem do Bomfim 2010, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=19206808.

Si bien las misas no se asociaban a la cultura de origen africana, el momento de limpiar la iglesia sí se identificó como un tributo que se hacía a Oxalá y del que eran plenamente activos. La iglesia católica no quiso mezclar demasiado los conceptos y pasó a permitir sólo la limpieza de las escaleras. Pero esa es otra historia que merece su propia entrada. Siguiendo este enlace podéis encontrar más detalles de la gran fiesta de la Lavagem do Bonfim.

Visita

No puedo terminar esta entrada sin dejar un par de consejos básicos para la visita a la iglesia:

1. Cómo llegar. La iglesia está en una colina. Esta se encuentra en una península que, a su vez, está un tanto alejada del centro de Salvador. Siempre se puede llegar con transporte público (autobús), para lo cual nos ayuda mucho el aplicativo Moovit o el propio Google Maps con indicación de rutas y líneas de autobús a seguir. Sin embargo, si estamos con prisa o tenemos poco tiempo para visitar la ciudad, es muy recomendable coger un Uber o 99. Digo esto porque el trayecto no aportará mucho al visitante y sí se nos podría ir un tiempo precioso de un autobús a otro.
2. Horarios de visita. Normalmente la iglesia abre temprano, pero cierra siguiendo los horarios típicamente comerciales. Aunque se puede visitar todos los días de la semana, hay que tener cuidado con no dormirse en los laureles, porque, como máximo, tiene sus puertas abiertas hasta las 18 horas.

¡Hasta el próximo destino viajeros! Podréis encontrar más información para completar vuestro viaje por Brasil aquí.