Viajeros, esta es una historia que todos los brasileños conocen. No así el resto del mundo. El nombre de Brasil se remonta al inicio de la colonización de los portugueses. Y su nombre, como no podía ser de otra manera, se debe a una de las muchas riquezas naturales del país. El oro y otros metales y piedras preciosas fueron extraídos más tardíamente en el proceso de colonización; cuando los portugueses llegaron no sabían aún de su existencia.
Índice
El pau-brasil
El nombre de Brasil se debe a una de las primeras mercancías que los portugueses comenzaron a explotar de las tierras ocupadas. Específicamente, un árbol. Se trata del pau-brasil (Paubrasilia echinata Lam.), cuya madera rojiza era muy apreciada para la fabricación de muebles en Europa. Se puede apreciar la tonalidad rojiza en la foto a la derecha (foto de Mauro Halpern), y en este vídeo se puede ver un raro ejemplar que ha sobrevivido a la época de la colonización.
Existen varias teorías. Una es que los portugueses llamaban «bersil» a las brasas, y este color rojizo intenso era precisamente el color de la madera del árbol. Otra versión es que ya existía un árbol en China llamado brasil y que era muy cotizado por su madera rojiza, y por semejanza se le atribuyó el mismo nombre.
En cualquier caso, la nueva colonia portuguesa se llamó «Terra Brasilis» inicialmente, y lo que está claro es que se debió a la explotación de este árbol. Cuando los portugueses llegaron, el pau-brasil se distribuía ampliamente en todo el ecosistema de Mata Atlántica; es decir, en el litoral atlántico del país, desde el estado de Río de Janeiro hasta el de Ceará, en una franja que abarcaba desde el Trópico de Capricornio hasta prácticamente el Ecuador, y en cuyo centro se asentaba, aproximadamente, la ciudad de Salvador de Bahía. Por eso era también muy conveniente que Salvador fuera la capital de «Terra Brasilis» en aquella época.
Su explotación
En un inicio el pau-brasil era muy abundante y la explotación estaba más o menos controlada a través de licencias. Pero una vez que se descubrió que la resina del árbol era una óptima fuente de tinte para otros usos como la tinción de tejidos, la tala se descontroló. Los propios indios que habían enseñado cómo ellos utilizaban el tinte y construían los arcos y flechas a partir de la madera del pau-brasil, estaban siendo esclavizados para cortar y llevar toda esa madera con destino a Europa.
En menos de un siglo se dio el árbol por prácticamente extinto (foto superior de Rodrigo Rios), y la actividad extractiva intensiva entonces se abandonó. Sin embargo, la madera continuaba siendo muy cotizada y la explotación se alargó hasta el siglo XVIII y casi XIX- ya con la independencia de Brasil-. A pesar de existir leyes muy rigurosas y de hasta pena de muerte por la tala del pau-brasil ya en el siglo XVIII, existía un mercado negro de la madera muy difícil de controlar. La comercialización del pau-brasil generó una riqueza desorbitante para algunos portugueses. Entre los primeros extractores estaba Fernando de Noronha, que recibió las islas que hoy llevan su nombre como donación de manos de la Corona Portuguesa (saber más de Fernando de Noronha y de sus paradisíacas playas).
… Y su conservación
En el siglo XX se intentó proteger la poca presencia que aún quedaba de la especie vegetal. De hecho, una estudiante de Agronomía encontró por casualidad un pequeño árbol en crecimiento de pau-brasil en la región de Pernambuco en 1.928, y aquella área se convirtió casi automáticamente en región de conservación de la especie. Ya que no se creía que hubiera ningún pau-brasil creciendo ya espontáneamente en su hábitat natural.
En 1.978 se declaró al pau-brasil como árbol nacional del país. La tala y comercialización del árbol está absolutamente prohibida y se celebra el 3 de mayo el Día Nacional del Pau-brasil. En este día se celebran actividades de concienciación, conservación y reintroducción del árbol en su hábitat. No obstante, siendo realistas, las perspectivas no son muy buenas, ya que tanto el pau-brasil como su hábitat natural (bioma de Mata Atlántica) están en peligro de extinción (presión demográfica, degradación de los ecosistema, contaminación, etc.).
En la foto en el margen izquierdo superior se puede apreciar la belleza de las inflorescencias cuando el árbol está en floración (autora Eunice Guimarães). Y, en esta foto siguiente, se hace evidente la belleza el propio patrón de constitución de la madera.
Al igual que los brasileños aprendieron a respetar el origen del nombre de su país, no está demás que el resto lo hagamos también. Espero que os haya resultado interesante esta información. ¡Nos vemos en Brasil!
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