Llevo casi cuatro años viviendo en Atenas y podría considerarme una experta en caminatas, paseos y recorridos por la ciudad (que a lo largo de estos artículos podré relatar detalle a detalle) pero les estaría mintiendo. Sería prácticamente imposible considerarme una experta porque Atenas sigue sorprendiéndome cada semana, con un nueva exposición, con la apertura de un nuevo local gastronómico, con las constantes invitaciones a evento artísticos que se reparten a lo largo de la ciudad. Atenas es una exquisita mezcla entre los moderno y lo clásico, entre lo dinámico de su idioma y lo estático de las ruinas esparcidas en cada recoveco. Siglos de antigüedades, estatuas, museos, galerías, cafés, bares, cervecerías, “soublazidikos” (ya llegaremos a eso), y una infinidad de cosas para conocer y hacer. Ya sea que te encante la mitología, los museos al aire libre, la arqueología, la arquitectura, la naturaleza entremezclada con las rocas y los sabores del mediterráneo siempre podrás encontrar algo para hacer. Atenas puede ofrecer esto y muchos más.
Pero no todo es color de rosa, hay ciertas precauciones que necesitaremos considerar si pensamos pasar unos días, una semana o si simplemente estamos de paseo de camino a las hermosas islas; porque tampoco podemos dejarlas afuera. Una escapada a una isla de arena blanca, gris e incluso lava volcánica, todo esto y mucho más te brinda Atenas.

¿Por qué deberíamos planear un viaje a Atenas?

Si vienes desde el otro lado del charco, es decir, Latinoamérica, Grecia sigue siendo un destino relativamente económico. Luego del golpe duro que nos representa el viaje en avión (y no contemos mejor la cantidad de horas), sabemos que necesitaremos andar con pie de plomo con los gastos que haremos en el viejo continente. Usualmente, y díganme si me equivoco, no solemos visitar un solo país de Europa, sino que visitamos tres o cuatro. Atenas debería ser una parada obligatoria, como lo podría ser París, Praga, Berlín o incluso Ámsterdam. Pero a diferencia de aquellas ciudades del norte, Atenas todavía es bastante latina, tal vez como Barcelona, Nápoles o Roma y eso se nota en el bolsillo. Por otro lado, si vienes desde España, Portugal o Estados Unidos, puede que no te llame la atención los variedad en precio, pero si en paisaje, cultura y exotismo.
Por supuesto que depende de estilo del viaje que nos propongamos hacer, porque aquí podemos encontrar desde hoteles 5 estrellas con vistas al mar Egeo hasta hostels pegados al pie de la Acrópolis por 7 euros la noche. Podemos ir a tomarnos un café mirando el espectacular Partenón de Atenas o si nos pinta salirnos del mapa turístico ortodoxo, nos podríamos adentrar al barrio anarquista de Exarghia, cerca de la Plaza Omonia donde encontraremos también una seguidilla de locales de ropa vintage o el más natural aceite de oliva para llevar a casa.

Lo maravilloso de la ciudad

Atenas huele a oriente y occidente. Amigos de otros países han dado en el clavo al decir que Atenas está un poco varada en el tiempo y que no parece ser una ciudad europea. Yo diría que tiene un misticismo arcaico. Atenas es moderna al estilo griego, al estilo del disfrute relajado que muchos lo confundirían con holgazanería propia de sus habitantes, aunque paradójicamente nadie trabaja más que un griego. La crisis está presente todavía y se nota, en los sueldos básicos, en el transporte público, en los alquileres y en el supermercado. Lo que vale la pena resaltar es que si bien te parecerán un poco gritones y bufonescos, prácticamente no existe griego que no pueda hablarte en tres o cuatro idiomas y no te preocupes si no te manejas muy bien con el inglés, porque el español se habla a la par. Puedes escuchar “holas” y “buenas tardes” mientras recorres a pie, en bici o en Lime la zona de Plaka, el barrio más pintoresco al término del Ágora romana, pero no preguntes por un Uber porque ha sido erradicado por los taxistas helenos.

¿Tienes más de unos días para estar en Atenas?

Genial, te recomendaría ir a visitar la Acrópolis de Corinto y de paso ver el Istmo o si no te importa andar un poco más hacia el Peloponeso, puedes ir a preguntarle sobre tu futuro al Oráculo de Delfos que aún está en pie y te está esperando como lo esperaba a Edipo. ¡Ojalá no te encuentres con la esfinge y su mortal acertijo!

Los griegos no dudan en hacerte sentir bienvenido en su país, es por ello que al sentarte en cualquier mesa de restaurant o cafetería el agua es gratis, incluso en el Restó más elegante de la ciudad puedes sentarte solo a beber un vaso de agua fresca cuando hacer mucho mucho calor.
Atenas te puede recibir con los brazos abiertos y con más de una razón para visitarla. La economía del país depende prácticamente del turismo, de la gastronomía, la hotelería y las tiendas de regalo; es por ello que les interesa que disfrutes de la estadía, que lo comentes con tus familiares y amigos y por supuesto que vuelvas porque se acordarán de tu rostro y de tu sonrisa al año siguiente.

¡Que te pique el bichito!

Existe un gran número de atractivos que esta ciudad del Mediterráneo nos puede ofrecer. Será interesante y entretenido ir descubriendo cómo podemos aprovechar de nuestra estadía en Atenas, qué cosas la convierten en un destino tan llamativo para tantos turistas de todo el mundo en temporada alta o baja, en verano o invierno.
Hay más de una razón para dar el salto y venir a conocer esta fabulosa ciudad ya sea para vacacionar o para quedarte más de unos meses, “si te pica el bichito” (como me pasó a mi) conoceremos cuáles son las posibilidades que tiene un hispanohablante (o no) para quedarse a vivir en Atenas, trabajar o hacer temporada.
No dudes en preguntarme cualquier inquietud que se te cruce por la cabeza. La idea es que podamos aprender de las experiencias de cada uno, que podamos compartir opiniones y por sobre todas las cosas que sepamos cómo manejarnos fuera de nuestra zona de confort.

¡Los espero con ansias!

Patricia.

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